Hace tiempo que se dice que los datos son el nuevo petróleo, la materia prima vital que alimenta la economía mundial. De hecho, en la economía digital actual, el Big Data es la clave para la creación de valor en todos los sectores, ya que permite mejorar la experiencia de los clientes, tomar decisiones empresariales más inteligentes y obtener nuevas oportunidades de ingresos.
Para el sector Seguros, trabajar con grandes cantidades de datos no es nada nuevo. De hecho, las evaluaciones estadísticas de riesgos han sido durante mucho tiempo el núcleo del modelo de negocio del sector. Pero los avances tecnológicos se han desarrollado a una velocidad vertiginosa en la última década, por no hablar de los cinco siglos transcurridos desde que el sector asegurador moderno echó raíces. Y aunque los avances en campos como la inteligencia artificial, el Internet de las Cosas, la analítica de datos y la telemática han generado montones de datos nuevos y han abierto oportunidades cruciales para el sector, también han planteado nuevos retos, como la inculcación de culturas de innovación, la actualización de los sistemas básicos y el establecimiento de flujos de trabajo eficaces y eficientes.
Como señalaba un reciente análisis de Deloitte, una cosa es que las aseguradoras y otras instituciones financieras tengan acceso a grandes cantidades de datos, pero otra muy distinta es crear la infraestructura de datos necesaria para obtener el tipo de información procesable que realmente mejore los resultados del negocio, por no hablar de crear nuevos productos y ofertas de servicios ávidos de datos.
Entonces, ¿cómo pueden las aseguradoras superar estos retos y extraer el máximo valor de los Big Data? La respuesta está en los sistemas centrales inteligentes que apoyarán la innovación continua.