Para los menos observadores, es un cambio silencioso. Otros lo vienen observando desde hace años. Las ciudades están usando la Inteligencia Artificial para mejorar la calidad de vida de sus habitantes. Ahora son organismos vivos capaces de evolucionar según las necesidades del momento.
La Inteligencia Artificial tiene cada vez un peso específico mayor en el diseño urbanístico de las grandes urbes. La introducción de esta tecnología está ayudando a crear espacios más seguros, accesibles, eficientes y sostenibles. En definitiva, ayudando a crear comunidades más humanas.
Así son las nuevas ciudades inteligentes
La tecnología está cada vez más presente en las ciudades en las que vivimos. No hablamos de los llamativos anuncios en pantallas LED de Londres o Nueva York o de experiencias comerciales inmersivas. El cambio, ahora, va mucho más allá y afecta a la vida diaria de quienes las habitan.
Nuevos tiempos, nuevas necesidades. La sobrepoblación en las grandes urbes, la falta de mantenimiento de algunos edificios, la contaminación casi permanente y la inseguridad en algunas zonas, son problemas a los que la IA está dando respuesta.
La gran cantidad de información que se puede procesar a través de Inteligencia Artificial y Big Data abre la puerta a nuevos horizontes. La frontera entre el mundo físico y el virtual es cada vez más difusa y este escenario es cada vez más palpable en las ciudades.
Pero ¿en qué campos está teniendo mayor incidencia la aplicación de Inteligencia Artificial para repensar nuestras ciudades? La toma de decisiones informadas en el urbanismo ha supuesto una auténtica revolución.
Transporte
En el marco de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, muchas ciudades están buscando formas de ser más sostenibles. Gran parte de la solución pasa por realizar cambios profundos en las formas de movilidad tanto dentro de los núcleos urbanos como entre ellos.
La Inteligencia Artificial está optimizando la forma en la que se circula en las ciudades. Los flujos de movimiento ya están cambiando y las rutas preexistentes son más eficientes que nunca. Algunos de los cambios más relevantes que se están implementando son:
- Gestión del tráfico. Mediante esta tecnología es posible no solo ver en tiempo real, sino predecir qué rutas o áreas están más congestionadas. Esto permite reducir el tiempo de los trayectos de los ciudadanos, reducir las emisiones de dióxido de carbono y disminuir los niveles de ruido en las calles.
- Transporte público. El futuro pasa por ciudades en las que los vehículos privados sean cada vez más infrecuentes. La IA está permitiendo crear servicios de transporte público que funcionan de forma interconectada y automatizada. Además, hace posible anticiparse a posibles averías y programar labores de mantenimiento.
Sin ir más lejos, Valladolid creó en agosto de 2022 un gemelo digital para su red de transporte urbano. A través de este sistema, la ciudad puede experimentar con posibles cambios e ideas sin causar molestias a sus habitantes.
- Aparcamiento. En las conocidas como smart cities se usan sistemas inteligentes para predecir el nivel de ocupación de las plazas de aparcamiento de zonas o calles. Así, es posible guiar a los conductores hacia áreas en las que haya más espacios disponibles.
Todas estas nuevas aplicaciones están alineadas con la proliferación de coches inteligentes. Según Microsoft, en 2025, el 100% de los vehículos nuevos estarán conectados y en 2030, el 15% serán totalmente autónomos. Estos ya envían, reciben y procesan una gran cantidad de datos, creando una suerte de simbiosis con las nuevas ciudades.
Planificación y mantenimiento
Una de las principales ventajas de la Inteligencia Artificial en cualquier campo es la posibilidad de anticiparse al futuro. A la hora de trazar cambios en la fisionomía de las ciudades, la tecnología aporta ya un valor diferencial gracias a la gran cantidad de datos con los que cuenta y la velocidad de procesamiento y análisis de estos.
La IA analiza el impacto en la calidad de vida de los residentes de las posibles modificaciones a implementar teniendo en cuenta variables como el acceso a servicios básicos y la sostenibilidad.
Conocida como Smart Urban Planning, esta nueva forma de diseñar ciudades tiene como pilar fundamental la toma de decisiones informada. Busca beneficiar al mayor número de personas posibles con un mínimo impacto y una gestión de recursos calculada al milímetro.
Por ejemplo, teniendo en cuenta todos los datos obtenidos, es posible determinar el mejor emplazamiento para una infraestructura pública. También permite optimizar las redes de suministros, al tener una previsión de las necesidades de cada área.
Además, la IA es capaz de prever las necesidades energéticas de un núcleo urbano, facilitando una mejor gestión de los recursos públicos. La data recopilada para esta función sirve también para trazar estrategias de futuro más sostenibles.
El mantenimiento de las ciudades también está experimentando notables mejoras. Un equipo de la Universidad de Berkeley ha creado una herramienta llamada BRAILS que identifica posibles riesgos para las estructuras urbanas.
Este sistema anticipa los daños podrían sufrir los edificios e infraestructuras en caso de catástrofes naturales como terremotos, tsunamis o huracanes. Esto es posible gracias al entrenamiento de redes neuronales que obtienen la información necesaria a través de imágenes y otras fuentes.
Seguridad
Uno de los grandes desafíos para las personas que diseñan ciudades es cómo hacerlas más seguras. Las grandes urbes están cada vez más pobladas y es necesario dar respuesta a los conflictos que surgen en esta a consecuencia de la masificación y otros problemas derivados.
En el ámbito de la seguridad en las ciudades, la Inteligencia Artificial se está utilizando para:
- Análisis de datos. Es posible procesar grandes cantidades de datos obtenidos a través de cámaras de seguridad, informes de incidentes y otras fuentes. Así, se establecen patrones que alertan y anticipan posibles problemas.
- Reconocimiento facial. Muchas ciudades ya realizan registros de rostros en tiempo real. Esto permite identificar sospechosas o personas buscadas por las autoridades.
- Detección de objetos sospechosos. En esta misma línea, se analizan imágenes y vídeos que determinan la presencia de elementos inusuales en lugares públicos.
- Atascos y masificaciones. La IA se usa para monitorear el tráfico de las calles y carreteras y el control de asistencia a grandes eventos. Esta práctica permite evitar incidentes y reaccionar en tiempo real ante posibles problemas.
- Control de vehículos autónomos. La nueva movilidad no puede entenderse sin la implantación de esta tecnología en las grandes ciudades.
Predicción del clima
Contar con datos sobre meteorología de forma anticipada y rigurosa marca la diferencia a la hora de gestionar una ciudad. Estos datos permiten anticiparse a situaciones problemáticas y dar soluciones antes de que se produzcan. Por ejemplo, es posible cambiar la ruta de líneas de transporte público si se esperan lluvias intensas en zonas proclives a inundarse.
Otro uso muy interesante al respecto es la gestión energética. La Inteligencia Artificial y el Big Data permiten ajustar la temperatura de edificios públicos en base a los datos recopilados y analizados. Así, se ahorra en recursos y se gana en sostenibilidad.
También visualiza posibles fenómenos meteorológicos extremos. Como huracanes o terremotos. No solamente es capaz de predecir cuándo y en qué intensidad se producirán sino que hace una evaluación de los posibles daños causados. Otras tecnologías como los drones ya permiten intervenir en incendios o rescatar a víctimas de estos sucesos.
Ciudades del futuro, hoy
La Inteligencia Artificial se ha convertido en una herramienta imprescindible para diseñar ciudades y hacer que estas funcionen correctamente. Autoridades, arquitectos y urbanistas se valen de esta tecnología para tomar decisiones informadas sobre las mejores soluciones posibles que pueden tomar.
Las tecnologías 4.0 dan respuesta a nuevas necesidades y hacen que ya se pueda hablar de ciudades inteligentes. Estas son más seguras que nunca, más sostenibles y eficientes. Todo ello gracias a la recopilación y procesamiento de gran cantidad de datos que hacen posible la IA y el Big Data.