De la búsqueda de una nueva molécula, a la producción del medicamento. Tradicionalmente, la industria farmacéutica trabajaba en toda la cadena de desarrollo de nuevos tratamientos. Pero, las cosas han cambiado. La aparición de los medicamentos genéricos, el declive de las patentes y la dificultad para renovar sus productos son tres de los principales responsables.
Para seguir siendo competitiva, la industria farmacéutica ha tenido que apostar por dar un giro a sus actividades. La producción de medicamentos se sigue realizando bajo patente, pero otras áreas, como la I+D, se han externalizado.
Sin embargo, la I+D sigue siendo una de las grandes apuestas de la industria. Y esto tiene su reflejo en los datos de inversión en 2019 y 2020. Solo en España, el gasto en investigación y desarrollo de medicamentos alcanzó los 1.211 millones de euros, en 2019, y superó los 1.160 millones, en 2020.
Un crecimiento progresivo
A nivel mundial, la inversión en I+D en la industria farmacéutica ha ido creciendo de forma continua a lo largo de los últimos diez años. Así lo reflejan los datos de Statista.
En 2012, la inversión global se encontraba en los 137.000 millones de dólares. Esta cifra ha crecido de forma progresiva hasta alcanzar los 212.000 millones de dólares en 2021. Y, para 2022, se espera que llegue a los 226.000 millones.
Uno de los factores que ha puesto en relieve la importancia de la innovación en el sector ha sido la Covid-19. La pandemia ha demostrado que innovar no solo crea valor, también aporta resiliencia y genera ventajas competitivas.
De cara al futuro
La llegada de la pandemia dejó patente las brechas en los sistemas sanitarios y la vulnerabilidad de las cadenas de suministro. Y, ante esta situación, transformar la atención sanitaria y acelerar los ecosistemas digitales se hicieron más necesarios que nunca.
La innovación es clave para adaptarse a un panorama cambiante, y así lo ha demostrado la industria. Los estrictos requisitos de calidad y los largos procesos de aprobación, sumados a las rígidas metodologías de trabajo, no le impidieron lanzarse a la carrera para desarrollar nuevos medicamentos, pruebas de diagnóstico y vacunas para la crisis sanitaria.
Pero esta ‘presión innovadora’, lejos de estancarse, sigue creciendo. Y, de aquí a cuatro años, seguirá aumentando hasta alcanzar los 254.000 millones de dólares en 2026.
Más de 30.000 millones en I+D
En el caso europeo, la inversión en I+D del sector también ha ido en aumento. Según Statista, en los últimos 30 años, la inversión en innovación de los miembros de la Federación Europea de Asociaciones e Industrias Farmacéuticas (EFPIA) ha crecido más de 30.000 millones de euros. Es decir, ha pasado de 7.744 millones de euros en 1990, a 39.000 millones en 2020.
En 2019, la inversión de la industria farmacéutica alcanzó los 37.754 millones de euros. Sin embargo, el reparto por países fue desigual. La industria alemana encabezó el ranking de inversión, superando los 8.000 millones de euros, según Statista.
Dentro del mismo ranking, España se situó en octava posición, con una inversión en I+D de 1.212 millones de euros. Muy por encima de países como República Checa, Grecia y Croacia, con una inversión de 62, 51 y 40 millones de euros, respectivamente.
Los aliados de la industria farmacéutica
La industria farmacéutica se enfrenta a una fuerte presión innovadora. Debe desarrollar nuevos productos y, por lo tanto, la inversión en I+D es vital. Esta presión deriva de la protección de las patentes por un tiempo limitado y de la competencia de los genéricos y biosimilares.
Las farmacéuticas se lanzan a la investigación para no perder su ventaja competitiva. Y lo hacen de dos formas: intramuros y extramuros. La externalización de la I+D es una tendencia que acompaña a la industria desde los años 80.
Nació como una solución puntual ante la falta de mano de obra, el crecimiento de la demanda o los incidentes técnicos. Sin embargo, las empresas subcontratistas han pasado a desempeñar un papel estratégico y se encuentran en todas las etapas de la cadena del medicamento.
Hacia la externalización de los procesos
Aunque el grueso de la I+D se realiza en los propios laboratorios de las farmacéuticas, el apoyo externo es cada vez mayor. Sobre todo, en soluciones tecnológicas. Agilizar los procesos y hacer un uso efectivo de los datos es esencial para la industria.
La inversión en I+D ha ido creciendo a lo largo de los años. Pero, este aumento ha tenido un reflejo aún mayor en lo que a la externalización se refiere. En 2013, el reparto entre I+D interno y externo era de 550 millones y 377 millones, respectivamente. Y, en 2019, aunque las cifras aumentaron para ambos, sobre todo lo hizo la de I+D externo, alcanzando los 528 millones de euros.
Una industria farmacéutica cada vez más tecnológica
Más allá de la reducción de costes, la industria farmacéutica subcontrata a otras empresas para mejorar sus procesos a través de la tecnología. Inteligencia artificial, microrobots, Realidad Aumentada. El panorama de la I+D está cambiando.
Uno de los grandes avances de la investigación farmacéutica, concretamente en su fase clínica, es el uso de Big Data. Gracias a la recopilación de datos, se pueden desarrollar medicamentos más seguros y eficientes, de forma más ágil y acertada. Y, es por este tipo de tecnologías por lo que la industria farmacéutica se está lanzando a cooperar con empresas tecnológicas.