Nos empeñeamos en registrar todo lo que hacemos. Cada paso que damos, cada acción que realizamos. Almacenamos datos y datos de todo tipo, y los guardamos como quien conserva aquél recuerdo que dice que algún día necesitará o guarda papeles y facturas no vaya a ser que… Y es que vivimos en un mundo donde la información es poder. Ésta esboza nuestra personalidad, define retazos de nuestro carácter, señala nuestra posición en la mundo y, lo que es más importante, hace predecibles los movimientos de nuestras vidas.
Escribe Isaac Asimov por boca de uno de sus personajes en su novela Fundación y Tierra,
-Se dice (…) que Hari Seldon inventó la psicohistoria tomando como modelo la teoría cinética de los gases. Cada átomo o molécula de un gas se mueve al azar, de manera que no podemos saber la posición ni la velocidad de ninguno de ellos. Sin embargo, empleando la estadística, podemos deducir, con gran precisión, las reglas que rigen su comportamiento conjunto. De la misma manera, Seldon pretendió deducir el comportamiento conjunto de las sociedades humanas, aunque sus deducciones no podrían aplicarse al comportamiento de los seres humanos individuales.-
A imitación de lo que el prolífico autor señalaba, no cabe duda que un registro en la base de datos no permite hacer predicciones acerca del futuro o cuál es la mejor estrategia para triunfar en nuestra actividad. No es de otra manera sino con lo que actualmente conocemos como Business Intelligence (a partir de ahora BI), una disciplina que permite no sólo analizar el progreso de un negocio, su estado, y su pasado, sino que permite sacar a luz lo que sus datos tienen que decir de él mismo; con lo que hacer predicciones y optimizar los procesos para alcanzar el éxito y también su supervivencia de las empresas. Exactamente, como la psicohistoria de Asimov, los cálculos sobre el histórico de datos, ventas, gastos, compras; en sus multiples facetas, tiempo, espacio, grupo social, parentesco, etc; nos ofrecen una perspectiva con la suficiente altura como para tomar decisiones que hagan competitivas a las empresas.
El término Inteligencia de Negocio o BI, como ya hemos aludido, nace en los años 60, de las manos de un artículo del investigador de IBM Hans Peter Luhn y se convierte en una disciplina de pro a finales de los 80, como una evolución de los sistemas de soporte a la toma de decisiones (DSS) que desde mediados del siglo habían ido gestándose y desarrollándose. Si tenemos en cuenta el crecimiento del almacenamiento desde entonces hasta nuestros días y la evolución natural de las sociedades modernas, no podemos por menos que concluir, que es una disciplina relativamente joven cuya extensión en España todavía está en vías de implantarse.
Sin embargo, la situación actual junto con la evolución de la gestión del almacenamiento y la progresiva globalización, están poniendo de relieve la necesidad de poner perspectiva al horizonte de nuestras actividades y la adaptación a un mundo en cambio constante.
Como se dice en el artículo To BI or not to BI de monografías.com:
Son muchas las empresas que se han beneficiado por la implementación de una sistema de BI, además se pronostica que con el tiempo se convertirá en una necesidad de toda empresa(…)
Diversos fabricantes de han hecho propuestas tecnologicas para poner en el mercado herrramientas de BI. De sobras es conocida la fama de Oracle en ese sentido a quien le ha salido un duro competidor en Microsoft los últimos años con sus versiones de SQL 2008 y 2008 R2, y la próxima versión Sql Server 2012. Otras soluciones también punteras en el terreno de BI son las de Cognos (IBM) y Microstrategy entre otros.
Básicamente BI es una disciplina que requiere de un conocimiento claro de los procesos de negocio de una empresa y/o corporación, y también figuras clave con un solido conocimiento de la administración de las mismas que puedan asesorar a los tomadores de decisiones y guiar entre el marasmo de sus datos.
Los profesionales de BI debemos procurar a las organizaciones, también, de las herramientas necesarias y suficientes para que los encargados de juzgar y tomar decisiones sean efectivos; y debemos de cumplir con los estándares de calidad de la información, su buena conservación y su eficacia. Éstas deben fundamentar conceptos como la multidimensionalidad de los datos, procurar procesos y actividades de Data Mining (minería de datos), calidad de los datos y automatización de su recopilación, y centralización en data warehouse. También es prioritario ofrecer cuadros de mando y KPI (Indicadores Clave de Desempeño) que permitan una visibilidad de los acontecimientos al día y de un vistazo, e informes suficientemente atractivos para que sean comprensibles y faciliten la toma de decisión.
En ocasiones hemos escuchado hablar de la inteligencia de negocios y no sabemos lo que significa. Mucho se dice acerca de ella, pero pocos saben en realidad lo que ésta puede hacer por su negocio. Eficiencia, efectividad, fiabilidad y transparencia no son, sino las claves que toda administración debe seguir si aspira a tener éxito y sobrevivir.
José Luis del Álamo